Un presente del futuro - bronce de Rubén Locaso

Cátedra de Escultura del Profesorado de Artes Visuales del INSTITUTO SUPERIOR SANTA ANA Olazabal 1440 - Capital - BUENOS AIRES - ARGENTINA arte@isabelgrano.com.ar



miércoles, 26 de junio de 2013

HOMENAJE A MARTÍN BLASZKÓ

Retrospectiva Martín Blaszko

20/06/2013 - 15/07/2013




Espacio Meyer Zafra - 4, rue Malher 75004, París
El Espacio Meyer Zafra de París, presenta una Retrospectiva del artista argentino Martín Blaszko, fundador, junto con Carmelo Arden Quin, del movimiento Madí Internacional -fundado a mediados de los 40'-. Se exponen esculturas, cuadros y collages de diferentes etapas de su obra, desde los años cincuenta hasta 2010.

Martín Blaszko (1920-2011). Comprometido con su tiempo; pensador profundo, crítico y optimista, el artista coincidía con Rodin en que lo más importante de ser artista es “ser humano” y, con esa convicción, trabajó tenazmente hasta los últimos días de su vida.
Dos de sus proyectos están emplazados en espacios públicos, tal cual como los concibió el artista, Júbilo en Parque Centenario y El canto del Pájaro en el parque del Museo Hakone en Japón. Pórtico, un fantástico proyecto concebido, en 1953, para una ruta de acceso a una ciudad espera aún la oportunidad de levantarse y permitir el paso, a sus pies, de vehículos y peatones, como verdadera promesa de agregar contenidos emocionales a los habitantes de nuestra ciudad.
Para Martín Blaszko más importante que la obra terminada era el proceso creador; por eso es que trabajaba continuamente. Pasaba del collage al óleo -obras en las que aplicaba colores primarios y optimistas-, o a trabajar en alguno de sus proyectos escultóricos en los que jugaba con dos tipos de líneas: las rígidas de la razón y las sutiles de la intuición y, con todo tipo de luces y sombras. Es en la escultura, donde encontraba su mayor disfrute. “Te obliga a poner más, mueve tu fisiología y trasmite tu esencia; el resultado es una obra que provoca”, decía. Su preferida era Montaña Mágica: “es una obra con la que aprendí muchas lecciones; trabajé un año para modelarla”.
Nunca tenía apuro para terminar una obra y, cada mañana, cuando entraba al taller, lo primero que descubría era aquello que estaba mal. Porque la verdadera obra de arte nutre, entusiasma y enseña y, lo mas importante, nos acerca a nuestra esencia humana.


 


Homenaje al Día Internacional de la Paz, 1986
Aluminio Pintado
Altura 200 cm.
Parque Centenario de Buenos Aires

                                                        










Obras en la terraza del MALBA en ocasión de la exposición montada en 2010